Caminos por el Parque Nacional de Doñana

Parque Nacional de Doñana.

Dunas, pinos y agua, un ecosistema vivo, un ecosistema en movimiento.

Doñana hasta el momento ha sido el Parque Nacional donde mayor diversidad de mamíferos hemos podido ver ya que en su Marisma no solo hemos visto vacas y caballos Marismeños  que pasan allí el verano aprovechando el pasto que aparece cuando esta se seca, si no que hemos podido ver muchísimos ciervos, corzos y jabalíes.

En la orilla del Guadalquivir hemos tenido muy cerca un águila pescadora alimentándose, Gaviotas Patiamarilla, sombría y la esquiva audouin, agujas,  Ostreros que nos hacen enmudecer con su belleza y chorlitejos y andarríos que nos sacan una sonrisa con su nervioso ritmo de vida.

img_20161001_160157-800x543

En esta ocasión la búsqueda del esquivo Lince no ha sido fructuosa pero es parte del atractivo de la naturaleza, cada día te ofrece una cosa y te guarda otras hasta que llega su momento.

No solo la fauna y la flora de Doñana es asombrosa,  su luz y su color no han dejado de sorprendernos en ningún momento, ofreciéndonos uno de los atardeceres más bonitos de nuestra vida, no se equivocaba el “new york time” cuando los elegía entre los mejores del mundo.

img_20161001_182255-800x536

Durante la visita guiada por el interior del Parque  con la Cooperativa Marismeña del Roció, concesionaria de las visitas en el sur, hemos conocido otro de los ocupantes de este paraje, el hombre. Sus ranchos elaborados con fibras naturales, daban cobijo a los ganaderos y las casas al pie de sus 30km de playa virgen, una de las 10 últimas en el mundo, de los pescadores y recolectores coquinas.

img_20161001_160508-600x800