Orilla de las Lagunas de Ruidera

La cueva de Montesinos

Adentrarse al interior de la tierra siempre ha sido una aventura, un desafío, un viaje que lo es también a nuestro interior y a nuestros propios miedos.

Bajar a la cueva de Montesinos es entrar también en la historia y la literatura repitiendo el descenso que Don Quijote, atraído por la fama de su leyenda, hizo para encontrarse con mitos y personajes encantados por el mismísimo mago Merlín, en donde el Guadiana es un lloroso escudero y las bellas lagunas las hijas y sobrinas de la señora Ruidera.

Ahora ya de fácil acceso y bien preparada para la visita, la experiencia de adentrarse en este mundo de obscuridad y ecos es inolvidable para grandes y chicos.

La  gran sala a la que se accede nos transporta a un gran templo natural labrado por el agua, el techo abovedado, con los distintos colores que los minerales tiñen a las rocas calizas. Grandes bloques tapizan como losas el suelo, hornacinas, formas que bailan con el movimiento de nuestras luces.

Dios os lo perdone, amigos, que me habéis quitado de la más sabrosa y agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado, se quejaba el hidalgo cuando fue sacado del profundo sueño.

Un sueño que está a tu alcance.